Entre el patrimonio etnográfico que por tierras del Valle de Carranza se encuentra en los montes de Ordunte, destacan los restos de un vetusto colmenar ubicado en el lugar conocido como Los Cepos Vinagre, en la jurisdicción del concejo de Pando.
Recinto de planta casi circular, aprovechando la parte del afloramiento rocoso existente en el lugar, de 17 m de diámetro. El muro que lo rodea, levantado en piedra seca, tiene una altura máxima de 1,40 m y un grosor de 80 a 90 cm, disponiendo de un vano de entrada de 60 cm de ancho por el que se accede a su interior. En el mismo se cobijaban los cepos o colmenas de troncos verticales para las abejas, dispuestos en hileras sobre bancales formados con losas de piedra.
Construcción cuyo origen se remonta a siglos pasados, relacionada con la necesidad de proteger los cepos de los ataques de los osos que hasta el último tercio del siglo XIX merodeaban por las laderas de los montes altos situados en los concejos de Pando, Bernales y Lanzas Agudas.
Vicario de la Peña, en su obra El Noble y Leal Valle de Carranza, recoge la caza del último oso en los montes de Carranza en 1874, año en el que este plantígrado causó grandes destrozos en los colmenares que los vecinos de Pando tenían en los lugares de Rojamanillos y Llarao al derribar los cepos para comer su miel.
Este tipo de construcciones defensivas, generalmente de planta circular u ovalada y en ocasiones cuadrada o rectangular, se ubican principalmente en el noroeste de la Península Ibérica, localizándose en mayor número en el occidente de Asturias y zonas colindantes de León y Lugo. Se conocen con el nombre de cortines. En la zona centro-oriental de la Cornisa Cantábrica, además del existente en el Valle de Carranza, también pueden observarse en tierras cántabras, en el pueblo de Loma Somera (Valderredible).
Miguel Sabino Díaz – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria