El pasado 21 de diciembre se conmemoró el 25.º aniversario del fallecimiento de José Miguel de Barandiaran. Los que nos dedicamos a la etnografía dentro de los llamados Grupos Etniker (denominación creada por don José Miguel que significa ‘investigación etnográfica’), sin duda tenemos una deuda de gratitud hacia él. No solo fue el creador de los mismos sino quien transformó una disciplina que hasta entonces había tenido un carácter un tanto romántico y sesgado. Barandiaran abordó la etnografía con una nueva perspectiva, desde un enfoque científico, utilizando un método sistemático y sobre todo con una mentalidad tan abierta que ubicó nuestra cultura en el amplio espacio europeo.
Estamos a pocos años de que se cumpla un siglo de las primeras publicaciones etnográficas por él impulsadas y han pasado unas cuantas décadas desde que creara el proyecto Etniker, con cuatro grupos en la Vasconia peninsular y otro que reúne a los tres territorios del lado norte o continental. Los miembros de dichos grupos llevan treinta años enfrascados en la consecución de una obra colectiva de nombre Atlas Etnográfico de Vasconia para lo cual se federaron en una estructura de mayor entidad: los Grupos Etniker Euskalerria. Barandiaran alcanzó a ver el primer tomo de esta obra diseñada y promovida por él antes de morir con casi 102 años.
Aparte de las reflexiones, y también críticas, que puedan realizarse a este trabajo colectivo, hay un aspecto que nos gustaría resaltar. A estas alturas los Grupos Etniker siguen vivos y activos, con las obvias limitaciones que han impuesto el transcurso de las décadas y los profundos cambios sociales que están aconteciendo. ¿Por qué Barandiaran consiguió agrupar a tanta gente y que se mantuviera unida aglutinando un territorio que de ninguna otra forma ha conseguido tal unidad? Los Grupos Etniker los conforman hombres y mujeres, jóvenes y mayores, personas con diferentes estudios académicos o carentes de ellos, creyentes y que no lo son tanto, de variadas ideologías políticas, que hablan diferentes dialectos del euskera, distintas formas del castellano, o francés, que se mueven por paisajes quebrados por montañas o a lo largo de amplias llanuras, y aún con esas diferencias, permanecen unidos.
Barandiaran a pesar de interesarse por los rasgos singulares propios de los vascos, aquellos que los distinguen y separan, dio prevalencia a los que son característicos de los mismos, y el principal de ellos, la diversidad. En el reducido espacio geográfico en el que se ubican estos territorios podemos encontrar variaciones a todos los niveles, también en lo cultural.
En vez de centrarse en los citados rasgos distintivos, que mal abordados conducen a caminos donde terminan por prevalecer los estereotipos y los prejuicios, se preocupó de que sus colaboradores registraran dicha variedad, cada uno en la tierra que le había visto nacer o en la que se había criado. Y esa es la ligazón que nos mantiene unidos a todos: el amor por conocer lo que es propio de cada uno y un profundo respeto por lo que caracteriza a los otros.
Luis Manuel Peña, Ander Manterola, Gurutzi Arregi y Segundo Oar-Arteta – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria
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